jueves, 26 de julio de 2012

El nuevo modelo de contratación de docentes sin cobertura médica de la Xunta


Son contratados como “colaboradores” sin derecho a Seguridad Social CRISTINA HUETE 
Santiago 25 JUL 2012 - 19:13 CET 


Las reformas que han traído los recortes tupen una tela de araña en la que se van quedado atrapados algunos colectivos profesionales. Les ocurre a los docentes de lengua gallega. La Administración autónoma les da empleo en precario por periodos inferiores a medio año y ella misma los aboca, de esta forma, a la ausencia de cobertura sanitaria pública por estar desempleados el otro medio. 


La Consellería de Educación ha hecho un bucle del que apenas pueden salir los llamados “profesores colaboradores” de gallego, de los que se sirve del departamento de Jesús Vázquez para impartir cursos que sirvan para obtener el Celga (certificado de lengua gallega), clases online o para mayores. Estos profesionales trabajan para la Administración autónoma en precario —solo los acepta si están desempleados, por periodos no superiores a medio año y pagándoles 40 euros la hora— y la misma Administración les niega las prestaciones sanitarias cuando finalizan esa breve colaboración por estar desempleados durante los otros seis meses, el periodo de tiempo que prescinde de ellos.


María —nombre supuesto de una licenciada en Filoloxía Galega— se llevó la sorpresa de su vida cuando fue al centro de salud a pedir una tarjeta sanitaria para llevarse a un viaje al extranjero. En el ambulatorio le comunicaron que no tenía derecho a esa prestación pública “por llevar más de medio año desempleada”. Un mes antes de retornar a su condición de parada, como cada año, la filóloga aún trabajaba para la Consellería de Educación dando cursos de gallego para opositores que necesitan el Celga y en la Universidad de Vigo. Lo hacía sin contrato, bajo esa figura de la “colaboración” que la Administración utiliza para pagar a conferenciantes con los que no mantiene vínculo laboral. Sin contrato, aunque “con el correspondiente descuento hasta ahora del 15% de IRPF” y la consiguiente obligación de hacer la declaración de la renta. Pero sin derecho a la sanidad pública por no haber cotizado a la Seguridad Social. Los profesores “colaboradores” de Educación no se pagan el seguro de autónomos. “No por ahorrar, sino porque si lo hiciéramos, Educación no nos ofrecería este trabajo”. Y es que el requisito para estar en el listado del que la Consellería de Educación va llamando a los docentes es, además del de la titulación, el de estar en el desempleo. “Estamos atrapados”, lamenta María. “Es surrealista”, explica María al describir el círculo del que ella y sus compañeros no pueden salir. La docente de gallego tiene dos opciones: pedir la tarjeta sanitaria de las personas sin recursos (este año cobró 2.800 euros que la Consellería de Educación le pagó por 70 horas de docencia a 40 euros la hora) o casarse “como está mandado”, para poder inscribirse en la tarjeta de su pareja. Cuando le expusieron esta segunda opción casi dio un respingo. Hasta ahora bastaba con acreditar la convivencia para poder acogerse a la cobertura sanitaria de la pareja. En este momento es necesario celebrar un matrimonio o inscribirse en un registro de parejas de hecho. De momento, María se resiste.  


La Consellería de Educación sostiene que la figura de los profesores colaboradores está regulada y que para contratarlos para impartir cursos de lenguas específicas y cursos del Celga “es necesario que sean demandantes de empleo en situación laboral de desempleados”. Los contratos son por entre 70 y 75 horas y “por periodos de entre dos y tres meses”, reconoce Educación. Menos horas, menos sueldo y menos trabajo Las condiciones de precariedad de las que se lamentan los docentes que son colaboradores de la Consellería de Educación han tenido este año una puntilla: les han bajado el sueldo. “Por primera vez desde la época de Fraga”, señalan, Educación metió la tijera en el número de horas de contrato —redujo las 75 a 70— y por lo tanto, en las percepciones de los profesores de gallego. No fue el único tijeretazo. Tampos la Administración les ha pagado el material didáctico este año, ni las fotocopias, gasto que acaba asumiendo el alumnado. En el momento de la austeridad máxima los recortes se han llevado otro pedazo. Hasta ahora, las clases para la obtención del Celga que estos profesores imparten eran imprescindibles para cualquier persona que quisiera acceder a unas oposiciones de la propia Xunta. Ahora son también imprescindibles —y los docentes sostienen que es “a modo de criba”— para desempleados que quiera acceder a los cursos que ofrece el INEM. Los “profesores colaboradores” de gallego creen que la Xunta se contradice abiertamente porque “por una parte exige el certificado del idioma para acceder a un empleo de la Administración pero por otra solo oferta una convocatoria de examen anual”, de forma que quienes a estas alturas del año necesiten obtener el Celga deberán esperar a 2013. Ya se cerraron los cursos de este año. Mientras tanto, los filólogos vuelven también al desempleo con sus alumnos. Transcurridos seis meses, la misma Administración que prescinde de ellos les negará por este mismo motivo la cobertura sanitaria. “Nos dicen que tenemos un seguro médico, pero desde luego, nosotros lo desconocemos”, denuncian,

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