En declaraciones hechas hoy por el Sr. Pons dice: "que el vídeo del PSOE sobre educación es "un poco hipócrita" ya que se critica a la escuela privada "desde un partido cuyo líderes llevan a sus hijos" a estos centros educativos privados." (Estrella Digital).
Creo que habría que recordarle a este señor varias cosas: cada uno puede llevar a estudiar a sus hijos donde considere oportuno, si quiero un colegio donde les den cinco horas de chino o 14 de religión católica, o que enseñen a mis hijas potenciar sus "cualidades naturales como la ternura y el pudor" (ver post sobre el centro Los Tilos), y lo puedo y lo quiero pagar, lo pago; pero con dinero de mi bolsillo, no con el del bolsillo de todos.
Nada que objetar a que existan los colegios privados. Sí, por supuesto, a que se financien de forma encubierta vía desgravaciones fiscales como está ocurriendo en la Comunidad de Madrid.
Eso lleva a otro punto, los centros concertados (privados subvencionados), en este caso sí que existiría contradicción, puesto que este tipo de centros solo deberían existir allí donde la escuela pública no lo hace o no dejan que lo haga (ver el post sobre Acade). En casi ningún país europeo existen: los centros o son públicos o son privados, pero no concertados.
Por otra parte nuestro actual presidente, y él es el más alto representante del gobierno, ha llevado a sus dos hijas a un instituto público de CAM (y, por supuesto, esto no es una defensa de las políticas educativas que ha llevado a cabo el PSOE).
¿Por qué no habla el sr. Pons de las empresas privadas, algunas de ellas sociedades limitadas, que gestionan Escuelas Infantiles, o que se encargarán del "plan refuerza" ?
La explicación parece muy sencilla, no creen en la igualdad de oportunidades (garantizada sobre todo por una escuela y una sanidad públicas de calidad) y, por lo tanto, no creen en la Constitución (ellos, "los demócratas").
No obstante el señor Pons, vicesecretario de comunicación del PP se caracteriza por manejar con gran soltura en todas sus declaraciones principios goebbelianos de propaganda y "contaminación", en este caso hace una burda transposición: cargar sobre el adversario los propios errores o defectos maximizándolos y en este caso aún más, las propias intenciones.
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