Un interesante artículo sobre la que fuera prometedora figura del PP y ahora, tal vez, solo sea una sombra: Lucía Figar.
Por: Pablo Guimón | 03 nov 2011
Es joven, representa a la nueva generación del partido, pero, a la vez, contenta a su ala más dura: está casada con Carlos Aragonés, que fue jefe de gabinete y mano derecha de Aznar (de cuyo nieto, por cierto, es madrina). Habla tres idiomas, su carrera ha sido fulgurante y sin manchas. Y es mujer, algo que no abunda en las quinielas de ministrables populares. Lucía Figar (Madrid, 1975), consejera de Educación y Empleo de la Comunidad de Madrid, lo tenía todo para ser ministra.
Pero allá por el mes de julio, alguien en su consejería hizo unas operaciones matemáticas que desembocaron en la crisis más grave de la educación pública que se ha vivido en Madrid desde finales de los ochenta. Alguien pensó que sumando dos horas lectivassemanales a los profesores de secundaria, de 18 a 20, podrían prescindir de más de un millar de interinos y ahorrarse 80 millones de euros (los cálculos ahora van por los 62 millones de ahorro). Pero nadie se dio cuenta de que eso iba a suponer un desgobierno en los institutos. Las instrucciones de principio de curso han hecho saltar por los aires los horarios de muchos centros. Consecuencia: desaparecen las horas para dedicar a actividades extraescolares, aumentan los profesores que tienen que dar asignaturas que no son de su especialidad, disminuyen los apoyos, desdobles y laboratorios, cierran bibliotecas por falta de personal… El rechazo a esas instrucciones de principio de curso ha levantado un consenso sin precedentes en la comunidad educativa. Hoy estamos en la séptima huelga de docentes desde que comenzó el curso. El apoyo se va reduciendo pero sigue siendo importante. El 21% de los docentes de instituto ha secundado la jornada de paro en horario de mañana, según la Consejería; el 52%, según CC OO (sindicato mayoritario).
La reacción de Figar no ha suscitado demasiados elogios, ni entre propios ni entre extraños. Su discurso se ha centrado en tachar las huelgas de políticas, en acusar a la comunidad educativa de estar manipulada por los sindicatos… pero nada de sentarse a hablar. Figar se jactaba, cuenta un representante sindical, de estar muy tranquila, por contar con todo el apoyo del gobierno y del partido. Pero es tiempo de movimientos en el PP de Madrid. Todo indica que hay un gobierno nacional a punto de formarse y una sucesión de la hasta ahora incuestionable lideresa madrileña a la vista a medio plazo. Los estrategas se empiezan a mover. Y ya se detecta una sigilosa campaña en contra de Figar, probablemente promovida desde dentro del gobierno regional, del sector próximo al vicepresidente Ignacio González, donde se ve a la consejera como una competidora en la futura sucesión de Aguirre. Que si, cuando han llegado los problemas de verdad, han tenido que acudir los pesos pesados al rescate de Figar. Que si los fichajes no son el fuerte de Aguirre. Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros, dice gráficamente un cercano colaborador de la consejera.
Figar aún suena en las quinielas de ministros. Tampoco hay ningún otro nombre que suene con fuerza para Educación. Y el programa educativo del PP nacional parece calcado del que ha aplicado la consejería de Figar en Madrid: promoción del bilingüismo inglés-español en todo el sistema educativo, introducción de una prueba como la de conocimientos y destrezas indispensables, impulso a la autonomía de los centros, promoción de la excelencia como criterio sobre el que pivota el sistema… Pero también hay gente próxima a Figar que duda de sus posibilidades de ocupar un ministerio. No hay sitio para una junior, dicen, en un gobierno reducido de crisis. Rajoy, si gana, hará un gobierno de núcleo duro con gente de mucha experiencia. Pero con el candidato popular, y en eso coinciden todos, nunca se sabe.
¿Les gustaría saber qué opina Lucía Figar de todo esto? A nosotros nos encantaría. Llevamos desde el inicio del curso solicitando una entrevista con la consejera que nos es repetidamente aplazada alegando problemas de agenda. En medio de la peor crisis que ha atravesado la educación pública en Madrid en años, la consejera no ha encontrado en dos meses una hora para sentarse a hablar con la periodista Pilar Álvarez y una grabadora. Su agenda, en cambio, sí le ha permitido acudir en dos ocasiones a Telemadrid y a otros periódicos nacionales. Seguimos esperando.
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