lunes, 21 de mayo de 2012

La sombra del esquirol

Desde el “blog” de la Asamblea del I.E.S. Arturo Soria nos recuerdan cómo las “justificaciones” no son buenas “razones” ante la huelga:

“DECÁLOGO DEL ESQUIROL DOCENTE
1. No hago huelga porque económicamente no me lo puedo permitir.
No puedo permitirme que me descuenten ochenta euros, entendedlo. Yo y toda mi familia pasamos tanta hambre que el sueldo de un día nos resulta mucho más imprescindible que plantarnos ante una pérdida de derechos histórica; el sueldo de un día es más importante que exigir que nuestros propios alumnos no se vean hacinados en grupos de más de cuarenta; que no puedan ir a la universidad porque sus familias no puedan pagar una subida astronómica de tasas; más importante que se cercenen nuestros derechos laborales como empleados públicos o que se despida a 40.000 profesores, compañeros nuestros.

2.  No hago huelga porque las huelgas no sirven para nada.
Las huelgas no sirven para nada, porque como todos sabemos la huelga educativa de 1987 jamás existió. Nunca, a consecuencia de esta huelga, dimitió un Ministro de Educación ni se retiró un proyecto de Estatuto Docente del Profesorado. Todos los derechos de que disfrutamos actualmente nos los echó por la chimenea Santa Claus, esto es un hecho.

3.  No hago huelga porque yo estoy a favor de otros modelos de protesta.

La sombra del esquirol. Foto Akav

No hago esta huelga pese a que es una huelga histórica y general para todas las etapas educativas desde infantil a la universidad en todos los rincones del estado porque yo prefiero una huelga a la japonesa, o no firmar actas, o no hacer exámenes, o dar un aprobado general, o hacer una huelga indefinida, o una manifestación al mes… pero que nadie se entere de que todas estas cosas son compatibles con un éxito de convocatoria de la huelga del día 22 de mayo, o mejor, que nadie sepa que si cualquier día de estos convocasen alguno de esos modelos de protesta tampoco estaría de acuerdo con ellos, sino con otro distinto que se me ocurriría de forma repentina. Mejor colaboro en hacer fracasar esta convocatoria y en dejar pasar una oportunidad de movilización única y con ello me aseguro de que no se convoca ninguna más. Esta es mi sublime estrategia para luchar por mis derechos, los de mis compañeros y los de mis alumnos presentes y futuros.

4. No hago huelga porque no estoy de acuerdo con los sindicatos.
Sé perfectamente que la huelga no es a favor o en contra de los sindicatos, sino contra el recorte de 3.000 millones de euros en el presupuesto de Educación y las nefastas consecuencias que esto tendrá tanto para la supervivencia de la Educación Pública como para la calidad de la enseñanza que reciben los alumnos y para las condiciones laborales del profesorado –y por tanto las mías propias. Tampoco se me escapa que decenas de asociaciones de padres y madres, estudiantes, plataformas en defensa de la escuela pública, asambleas de profesores, organizaciones sociales, partidos políticos y hasta movimientos ciudadanos sensiblemente críticos con los sindicatos mayoritarios la apoyan. Yo aprovecharé la ocasión para expresar mi desacuerdo con los sindicatos aunque ello suponga otorgar un apoyo tácito a medidas que afectan negativamente al alumnado, a mis compañeros, al conjunto de la sociedad y a mí mismo.

5. No hago huelga porque la huelga perjudica a los alumnos.
Aunque soy consciente de que lo que más perjudica a los alumnos no es la huelga sino los recortes esto siempre queda muy bien decirlo para parecer más profesional y menos insecto.
Ahora a ver si con un poco de suerte nadie me recuerda que si yo no hago nada por evitarlo mis alumnos el curso que viene estarán hacinados en grupos tan numerosos que será muy difícil o imposible atenderlos de forma individualizada. O que tardarán un mínimo de 15 días en tener un profesor especialista que sustituya al suyo cuando se ponga enfermo (mientras tanto dice el Ministro que serán atendidos por “personal del propio centro” es decir, la profesora de Filosofía o el de Historia “cuidará” a los alumnos de 2º de Bachillerato si el de Física o Inglés enferman, con lo que perder clase durante dos semanas puede suponer para su media en las Pruebas de Acceso a la Universidad ).
Como veis no lo hago solamente por no perder el día de sueldo: yo estoy convencido de que nadie vela mejor por los intereses y la educación de los alumnos que un profesor que va al instituto un día en que la mayoría de los estudiantes no acudirá a clase por decisión de sus familias y/o por estar ejerciendo su derecho a la huelga.

6. Tengo derecho a no hacer huelga.
Tengo derecho a ir a trabajar un día de huelga y voy a ejercerlo. El curso que viene más de 40.000 de mis propios compañeros no tendrán derecho a trabajar ningún día porque serán despedidos, o como se dice ahora “no contratados”. El resto de mis compañeros o yo mismo puede que también lo seamos cuando perdamos el estatus de funcionario docente o puede que no cobremos una buena parte de nuestro sueldo si enfermamos, pero me da igual. Lo prioritario para mí es ejercer mi derecho a trabajar el único día de huelga que se protesta contra todo esto. O mejor dicho, mi derecho a vaguear un día en que se que cobraré mi sueldo íntegro aunque la mayoría de los estudiantes no acudan a clase y me pase la mañana con las manos en los bolsillos mientras mis compañeros defienden mis derechos también por mí.

7. Quien me llame esquirol no es un demócrata.
Yo tengo derecho a reventar una huelga, a no secundar una acción colectiva que defiende los derechos de todos, y que convocan de forma unitaria todos los colectivos sindicales docentes, de padres, madres y alumnos. También tengo, faltaría más, derecho a beneficiarme de todo lo que se consiga con ella del mismo modo que disfruto de los derechos conquistados con huelgas anteriores, aunque yo no participase ni estuviese de acuerdo con ellas. Lo contrario sería discriminación. Además tengo derecho a que nadie me considere un esquirol, ni mucho menos me lo llame aunque lo sea.
La libertad de expresión de los que quieran decir en voz alta que ser un esquirol es ser insolidario, rastrero, egoísta y miserable es incompatible con la democracia. La libertad de expresión sólo es para aquellos que sentados en la sala de profesores nos dedicamos a decir que las huelgas no sirven para nada, que no vamos a secundarlas porque no nos lo podemos permitir o que a nosotros no nos afectan, aunque nada de eso sea cierto.
"Judas Iscariote fue un gentleman en comparación con un esquirol. Al traicionar a su maestro no le faltó el valor para ahorcarse. Y el esquirol no lo tiene".  Jack London.”

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