COMUNICADO
DE LA PLATAFORMA DE PROFESORES Y MAESTROS INTERINOS DE MADRID SOBRE EL RUMBO
QUE HA TOMADO EL CONFLICTO EDUCATIVO
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Después
de meses de lucha hay algo evidente: la educación pública agoniza y los
despidos de miles de profesores son ya una realidad (despidos que se
incrementarán el próximo curso). Además, los funcionarios docentes de carrera
no las tienen todas consigo, ya que se prevén bajadas de sueldo y una muy
probable reforma de la ley de la Función
Pública, que podría abrir las puertas al despido de funcionarios. Sería ahora
el momento propicio para intentar parar todo esto con una huelga indefinida en
enseñanza antes de que acabe este curso, pero las perspectivas no son nada
halagüeñas, puesto que en los distintos colectivos cunde el pesimismo y el
pensamiento de que ya nada se puede hacer.
Todos
tenemos claro quién es el enemigo: Esperanza Aguirre, Wert, en definitiva, el
Partido Popular y su política neoliberal. Quieren acabar con la educación
pública, fomentar aún más la enseñanza concertada y privada, y que en este país
sólo estudien quienes se lo puedan permitir económicamente.
Sin
embargo, dentro de nuestras filas existen colectivos o, al menos, cierto número
de miembros pertenecientes a estos, que aceptan la situación como algo ya
inevitable e incluso, en algunos casos, han contribuido a frenar esa marea de
miles de personas que han defendido la educación pública.
En
primer lugar están los sindicatos, los cuales han mantenido una postura
timorata y poco o nada contundente. En realidad, han contribuido a frenar una
huelga de larga duración en la enseñanza, argumentando que los profesores no
estaban dispuestos a hacerla. Pero una huelga no sólo se convoca, sino que hay
que trabajarla. Estos sindicatos nuestros únicamente saben sentarse a negociar,
pero la lucha sindical es mucho más; deberían volver la vista atrás, al siglo
XIX y la primera mitad del XX, y
aprender de quienes les precedieron en esa lucha. Los sindicatos
deberían espabilar, porque también a ellos se les están acabando los
privilegios que han tenido desde la Transición.
Otro
grupo lo forman los funcionarios docentes de carrera. Es un colectivo muy
diverso, dentro del cual nos encontramos incluso con votantes del PP, pero que
difícilmente pueden defender lo que está haciendo este partido. Tal vez, la
mayoría de los funcionarios piense que los recortes sólo se van a centrar en
los interinos y que con ellos no se van a atrever. Por ello, una huelga
indefinida es algo que no entra dentro de sus cálculos, además de que “no se la
pueden permitir”, según se argumenta con frecuencia. Sin embargo, corren
rumores de bajadas de sueldo y el Gobierno airea en los medios de comunicación
que el sector público está sobredimensionado. En un futuro muy próximo
asistiremos a la reforma de la ley de la Función Pública, en la que se abrirá,
con toda seguridad, la puerta al despido de funcionarios.
Por
último, están los interinos, los más afectados por el momento. Dejando a un
lado a todos aquellos compañeros que han ido a la huelga y que han estado
presentes en las movilizaciones, hay que decir que la mayoría de los interinos
no ha movido un dedo. Existe dentro de este colectivo una sensación de derrota,
de aceptación callada del hecho de que si no están ya fuera de la enseñanza
pública, lo estarán en breve. Esto no contradice que muchos de ellos se aferren
a la pobre esperanza de que en el próximo curso, si no consiguen una vacante,
al menos sí tendrán la posibilidad de hacer sustituciones o les darán alguna
jornada parcial. Pobre ilusión, porque con toda seguridad esos puestos los
ocuparán los funcionarios en expectativa. Aún así, la mayoría de integrantes de
este colectivo tampoco está dispuesto a hacer una huelga indefinida antes del
que acabe el curso (ya que, entre otras razones también peregrinas, “no se la
pueden permitir”); sin embargo, esta huelga indefinida ahora es el último
cartucho que les queda a los interinos, porque la mayoría no va a estar en el
comienzo del próximo curso y ya será tarde para ellos para luchar por su puesto
de trabajo.
En
conclusión, el futuro de la enseñanza pública y de sus trabajadores no es nada
optimista. La enseñanza pública agoniza, no sólo por la fuerza del enemigo,
sino, sobre todo, por la falta de concienciación y unidad de sus trabajadores y
por la inacción de los sindicatos. REQUIESCAT IN PACE.
OS ANIMAMOS A TODOS A QUE OS UNÁIS
Y SIGÁIS LUCHANDO
POR LA EDUCACIÓN PÚBLICA Y
NUESTROS PUESTOS DE TRABAJO
¡HUELGA INDEFINIDA YA!
Grupo en Facebook: PROFESORES Y MAESTROS
INTERINOS DE MADRID.